jueves, 11 de enero de 2007

REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE EL ARTÍCULO DE LA PROGRAMACIÓN INFANTIL

­He elegido este tipo de documento, un estudio sobre la programación infantil, porque es un tema que me preocupa enormemente como educadora como ciudadana, como tía y como futura madre. En un principio tenía seleccionado otro documento, pero lo rechacé por dos motivos: su extensión (más de cien folios) y su origen (era de la televisión de Sudamérica, y pensé que podía existir cambios con respecto a la televisión española).

Una vez seleccionado el documento, y después de su lectura, me han vuelto a surgir los mismos interrogantes de siempre relacionados con el tema de los medios de comunicación, y en este caso la televisión. Me he preguntado muchas veces como puede existir esa permisividad a la hora de establecer los programas de una determinada cadena, no entiendo cómo se pueden poner continuamente programas con alto contenido violento, sexual o simplemente, con un lenguaje poco apropiado para niños en franjas horarias donde se sabe a ciencia cierta que ellos son los principales usuarios del medio; está claro que priman los intereses económicos y personales de los propietarios de las cadenas, que aunque en la mayoría de los casos también tienen hijos, no parece importarles demasiado las consecuencias negativas que una mala programación pueda ocasionarles.

El estudio me ha parecido muy interesante y muy bien estructurado, ello hace que la lectura sea agradable y que se alcance una comprensión plena. La franja de edad (4-12 años), ha sido acertada; sin embargo a la hora de seleccionar la franja horaria (de 7 a 22 horas), discrepo puesto que creo que los niños de 12 años ven la tele hasta más tarde, sobre todo los días festivos, que también están incluidos en el estudio.

El texto comienza haciendo una dura crítica a la programación en general, pero también nos induce a la autocrítica a través de una interrogación retórica. A continuación, expone unos datos estadísticos sobre la publicidad, entre un 5% y un 9,5% del total de la programación infantil, es publicidad. Estos datos deberían alarmarnos teniendo en cuenta que esos anuncios no es tan nada cuidados ni revisados, y no suelen ser adecuados para los niños, ya que sus contenidos suelen ser violentos, eróticos… Tenemos que recordar que no todos anuncian productos, sino que también anuncian películas y programas que va emitir la cadena próximamente.




Con respecto al término “contenedores”, era desconocido para mí aplicado a la televisión, pero creo que es muy gráfico y significativo. Son denominados así los programas que incluyen diferentes dibujos animados, series y en algunos casos hasta entrevistas, sin ningún lazo de conexión entre ellos, y por lo tanto sin ningún tipo de coherencia. No siguen ninguna estructura, ni organización, y por supuesto, no tiene la más mínima funcionalidad. También se critica la labor de los presentadores, que suelen ser jóvenes inexpertos mal dirigidos, que siguen unos guiones carentes de sentido y pobres en creatividad y en expresión verbal. Este apartado me ha llamado especialmente la atención, pues no tenía tan mala opinión de este tipo de programas, ya que los catalogaba como programas de entretenimiento sin más (Club Disney, La Banda); pero la realidad es que después de la reflexión, creo que carecía de criticidad al visionar las imágenes, puesto que es evidente, entre otras cosas, la escasa profesionalidad de los presentadores.

Los programas han sido clasificados en: series de dibujos animados(Tom y Jerry), series de imagen real (Pipi calzaslargas) y otros productos de interés, como pueden ser series de animación corpórea entre las que destacaría Pingu y Barrio Sésamo; esta última la clasificaría como una serie de las de antes, de las que ya no se hacen, puesto que han intentado hacer una adaptación a los tiempos que corren, pero no han logrado equipararla a la versión original; por otra parte, entiendo que el formato clásico no triunfaría puesto que los niños , en su mayoría, carecen de la inocencia que teníamos los niños de antes hasta edades avanzadas, en algunos casos.

Un apartado que merece mención especial, sería el dedicado a los consejos dirigidos a los padres, lo considero muy interesante y funcional por varias razones: es muy escueto y tan sólo con siete consejos pienso que sienta la base para una educación audiovisual correcta. Consejos que nos pueden parecer muy sencillos, pero que actualmente parece difícil encontrar una familia que los lleve a cabo; puesto que muchas utilizan la televisión como niñera y no son conscientes de la importancia que tiene que acompañen a sus hijos cuando realicen esta tarea, para así educarles en la criticidad y responder a las dudas que le puedan surgir. En definitiva, me ha parecido un apartado muy acertado, pero tengo mis dudas de que todos los padres estén dispuestos a seguir esos consejos, porque en muchos casos no les conviene.







Por otra parte, creo imprescindible alabar el texto, porque además de hacer crítica constructiva, aporta ideas de cómo cambiar esa realidad que no le parece adecuada. En este caso, nos pone sobre la mesa, algunas de las características que debería tener una buena programación infantil, y nos anima afirmando que es posible esa mejora.

Con respecto al sistema de valoración, además de contar con profesionales de la psicología y especialistas en programación infantil (Dolores Rico), se sostiene en dos pilares:

* Interés y calidad artística de los contenidos y Valores (solidaridad. igualdad, amistad, libertad, respeto al medio ambiente, integración del diferente).

* Contravalores (trivialización de la violencia, sexismo, discriminación del diferente, racismo y xenofobia, consumismo) que estos trasmiten.


En cada capítulo, se han analizado minuciosamente el guión, la realización, la producción y el lenguaje. Todos estos elementos son importantes, pero quizás me atrae de forma especial el uso del lenguaje, que generalmente suele ser pésimo, puesto que el discurso es pobre en términos, poco coherente y repleto de muletillas y vulgarismos que los niños después utilizan a diario.

No me gustaría terminar sin nombrar el artículo de Dolores Rico, donde hace una interesante crítica a la tele-basura, y donde analiza la publicidad que se emite en los programas infantiles y en los descansos, donde la mayoría son de medicamentos o películas con un alto contenido erótico o violento.

En definitiva, es tarea de todos, que los niños sean consumidores de medios de una manera responsable y crítica, pero si vemos que los que están en el poder no están por la labor, debemos ser nosotros, como educadores y los padres, los que tomemos la iniciativa en esta lucha por conseguir ciudadanos librepensadores y respetuosos con todo lo que les rodea, y tengamos por seguro que en este tema mucho tiene que decir la televisión.





Algunas opiniones para hacernos reflexionar


3. LOS NIÑOS Y LA TV: UNA RELACIÓN COMPLEJA

El niño se desarrolla en función de la cultura que le rodea, de un complejísimo sistema en el cual la modificación de una sola situación no es suficiente para alterar la situación general.
Los cambios humanos se dan cuando existen transformaciones en los diversos contextos de desarrollo y actividad y cuando se ejerce una influencia, consciente o inconsciente, en una determinada dirección. En este sentido, la loable iniciativa de ejercer una influencia consciente, donde hasta ahora se ha dirigido de manera no consciente, no es sino una parte dentro del proceso que tamaña empresa requiere. Pero la influencia sólo se puede ejercer si se actúa en un entorno concreto, con unas herramientas concretas y con unos objetivos concretos. Si nos alejamos de aquello sobre lo que queremos influir (el desarrollo infantil) mediante el establecimiento de leyes y principios de actuación rígidos sobre algo que no es el desarrollo infantil (los contenidos televisivos), las probabilidades de alcanzar soluciones a nuestra preocupación por la infancia pueden disminuir.

(Programación Infantil de Televisión: Orientaciones y Contenidos Prioritarios)

INSTITUTO OFICIAL DE RADIO Y TELEVISIÓN
DIRECCIÓN GENERAL DE LAS FAMILIAS Y LA INFANCIA (MTAS)



“Me gustaría saber, por ejemplo: ¿cómo está colocado respecto del receptor el chico que hace su tarea “mirando televisión”? ¿La televisión funciona como centro de la atención o como fragmento de una banda hogareña de sonido e imágenes? Si la televisión funciona como “fondo”, una especie de radio a la que viene adosada una caja de imágenes que no se atienden de igual modo cuando se está haciendo la tarea de la escuela que cuando se miran los programas favoritos, entonces debería examinarse bien ese porcentaje aparentemente escalofriante de niños que con un hemisferio cerebral resuelven un problema de regla de tres simple y con el otro siguen la programación del día.”

La televisión y la educación (parte I) por Beatriz Sarlo

No hay comentarios: